Cuenta cuentos

Maite Franko Castro
Maite Franko Castro

Cuenta en grupo o en solitario

Año de comienzo contando cuentos: 2004

Principalmente cuenta para:

Para todas las edades, teniendo mayor experiencia con niñ@s de 4 a 9 años.

Lugares para contar:

Mayormente bibliotecas.

Espectáculos presentados:

  • "Dar-dar? Kar-kar!" (Cuentos graciosos de terror)
  • "Euskal Orroak" (Cuentos de terror de Euskal Herria)
  • “Otso tonto-tontoak?” (Cuentos divertidos sobre lobos)
  • "Halabazango ipuinak" (Cuentos elegidos en el momento)
  • "Filomena Musugorri, errege" (Cuentos no sexistas)
  • “Bizar Urdin eta beste zenbait gaiztoren hamaika ipuin” (sobre violencia de genero)
  • "Nire etxea zure etxea da" (Cuentos basados en la diversidad cultural)
  • “Zu eta ni, bi begi nini” (Sobre la convivencia)
  • “Nire armak armiarmak ditu” (Contra la violencia)
  • “Zaharrak maite ez zituzten herria” (Cuentos sobre ancianos)
  • “Hango hunga…” (Cuentos de la prehistoria)
  • “Unibertsoa gaztea zeneko ipuinak” (Cuentos sobre el Espacio)
  • “Owey-oweya” (Cuentos de America)
  • "Isilka Misilka, isiltasunaren zaindaria" (Creado para el día de la Biblioteca)

etc.

Este repertorio se ajusta sobre todo a un público de entre 4 y 8 años, pero se puede adaptar a las necesidades de cada sitio.

Otras actividades:

Soy actriz de Teatro (desde 1987), especializada en teatro infaltil. Hoy en día trabajo en la compañía de Legorreta DAR-DAR PRODUKZIOAK.

También me gusta escribir para niños/as. Tengo un único libro editado Ixone isilik(2004), editorial Aizkorri. También he escrito algunas obras de teatro, siendo Egizu lo, Tartalo . Duérmete, Tártalo (2001) la única representada por una compañía profesional.

Por otra parte me dedico al doblaje. Desde 2003 pongo las voces a diferentes dibujos animados.

Biografía:

Maite Franko (Irun-Hondarribia, 1971), séptima hija de un pescador de chipirones y una lamia emigrante. En su familia cada hija era bautizada cariñosamente con el nombre de algún pez o el de varios a lo largo de su vida. A ella hasta bien mayorcita le decían anchoa (la foto de esta web es de entonces); de madre, ballena; y hoy le llaman la de la sonrisa de delfín.

La chica de la sonrisa de delfín tardó en darse su primer baño largo. Primero se mojó los pies, e incluso se dio algún pequeño chapuzón, en los mares de la interpretación, la enseñanza, el doblaje y la literatura, pero su inmersión más larga no tuvo lugar hasta el descubrimiento del pacífico océano de la narración de cuentos. Desde 2004 no ha salido de este remanso, habiendo ofrecido hasta la fecha (2012) más de 1.300 sesiones. En ellas tienen cabida tanto cuentos que han navegado de boca en boca, como cuentos nuevos, cuentos de creación propia, juegos, adivinanzas, cancioncillas y hasta pequeñas dramatizaciones, aderezado todo ello con humor, misterio, mensajes positivos y mucho, mucho salitre.

A la chica de sonrisa de delfín le gusta bucear y bucear, y rescatar del fondo de su remanso las historias que se extraviaron y no llegaron a buen puerto; las que se narran en los anfiteatros que tienen dentro de su tripa las ballenas; las epopeyas que duran días y días contadas por la bisabuela tortuga…

Le gusta recuperar todo esto y contárselo a pequeños/as y a grandes devoradores/ras de historias. A la chica de sonrisa de delfín le gusta contar de modos diferentes, empezar con la palabra desnuda e ir vistiéndola con algún elemento (es que las palabras desnudas a veces pasan frío y, si me apuras, hasta un poco de pudor), algún objeto, muñeco o compañero de narración espontáneo. Pero esto es en ocasiones.

La temática de sus repertorios es también muy variada aunque, últimamente, olas de encargos le vienen empujando a crear sesiones monográficas. Incluso ha puesto en marcha Ipuin Proiektuak, proyectos para trabajar, por ejemplo, temas como la Paridad y la Interculturalidad en los colegios a través de los cuentos.

En estos proyectos las sesiones de narración oral se complementan con material didáctico creados por ella misma para trabajar los contenidos de las historias. Ya sabéis, marineras y marineros; pescadoras y pescateros: si al adentraros en el pacífico océano de los cuentos os encontráis con la chica que fue primero anchoa, después ballena, y acabó sonriendo como un delfín, subidla a bordo. A cambio de vuestra hospitalidad os contará sus mejores historias, historias que se os adherirán a la piel como el salitre. Y, si conseguís desnudar sus palabras, quizá también acabéis sabiendo a qué se debe su sonrisa.